top of page

Maternidad: primera parte

  • Foto del escritor: No Estamos Solas
    No Estamos Solas
  • 28 ene 2020
  • 4 Min. de lectura

ree

Hablar de maternidad hoy en día nos abre la puerta a un mundo de posibilidades, sin duda es uno de los roles que genera polémica en el último tiempo debido a los cambios que ha ido enfrentando a lo largo de los años.


Basta con observar un poco alrededor para ver la multiplicidad de miradas en torno a este tema: mujeres que deciden poner todo su foco en este rol, otras que intentan conjugar maternidad con trabajo fuera del hogar, algunas lo asumen en soledad, otras que ponen el foco de la maternidad en sus mascotas, algunas en sus sobrinos, mujeres que lo posponen, otras que no quieren serlo y un largo etc.


Cada decisión a su vez, no exenta de críticas, en especial de aquellas madres o mujeres de generaciones anteriores, que muchas veces por querer ayudar terminan tratando de imponer su visión, generando roces e incluso distanciamiento.


No olvidemos, además, que uno comienza a aproximarse a la maternidad desde el momento en que empieza a fantasear con la idea: ¿quiero o no quiero ser madre?, ¿cómo me imagino siendo madre?, ¿quiero tener 1 hijo o quiero una familia numerosa?, ¿qué pasa si no resulta?, ¿qué pasa si mi hijo o hija nace con algún problema?, ¿seré capaz de hacerlo todo? Y así millones de pensamientos pasan por nuestras mentes, generando expectativas.


Luego viene el día en que efectivamente nuestro cuerpo nos dice Sí, ¡hay un pequeño creciendo dentro de mi! Y millones de emociones se hacen presentes: miedo, alegría, sorpresa, estrés, nervios … y nuevamente nuestra cabeza comienza a trabajar a mil por hora planeando la llegada de ese pequeño ser.


Los meses tienen esa extraña mezcla de pasar lentos y rápidos a la vez, donde a ratos la espera se hace eterna, en especial los últimos 3 meses previos al nacimiento, en donde cada vez más la ansiedad va creciendo por las ganas de conocer pronto a tu hij@.


En paralelo, quieres saberlo todo, escuchas consejos de tus padres, de tus amig@s que tienen hijos, de las revistas, libros, incluso consejos no solicitados que aparecen por doquier. A ratos te abruma tanta información, porque te vas dando cuenta de la importancia de tu rol y de como pequeños gestos, palabras o algún descuido tienen un gran impacto en el desarrollo de tu hij@; y claro, uno siempre quiere hacerlo perfecto y dar lo mejor aún más en este rol de mamá.


Por otro lado, cuando tienes pareja, esperas que participe en todo esto, que te mime a ratos en especial en esos días en que las hormonas te juegan una mala pasada, donde buscas contención, que te digan que estás bonita a pesar de sentir que esa guatita cada día se hace más grande y pesada, o que sólo te acomode los cojines para descansar un poco la espalda o los pies. Posiblemente a ratos te sientes incomprendida porque para él, que no lleva ese bebé los 9 meses, de alguna manera el ser padre se vuelve real cuando finalmente puede tomar a ese pequeñ@ en sus brazos al nacer. Sin embargo, ambos son parte de este proceso y en nuestro afán de hacerlo todo, a veces olvidamos darles el espacio para que ellos tomen un rol más protagónico dentro de estos 9 meses.


¡Finalmente llega el momento en que ese bebé está listo para salir! Nuevamente millones de emociones y sensaciones a flor de piel, agarrar bolsos, correr al hospital, verificar que todo esté en orden, contracciones que comienzan a ser cada vez más intensas y esa mezcla de alegría y temor de que todo salga bien, de escuchar llorar a ese bebé que por primera vez respira en este mundo y que conoce a sus padres.


No nos alcanzamos a recuperar de tanta emoción y de todo el proceso físico que involucra el parto, cuando debemos comenzar a hacernos cargo de ese ser pequeño e indefenso, darle leche, cambiar pañales y aprender en la marcha como ir entregándole lo que necesita.


Todo, absolutamente todo lo que te contaron o leíste antes, es insuficiente para comprender lo que implica ser madre, la vivencia es la única maestra y para bien o para mal no hay una receta única. Cada niñ@ es un mundo, por más que existan ciertos “patrones” o conductas esperadas de acuerdo a las edades, cada cual tiene sus tiempos, tiene sus plazos y es importante respetarlos, indepediente de las expectativas o presiones que el entorno ponga sobre tu vivencia.


Es importante también comprender que el rol del padre es valioso en todas las etapas y asi como para la mujer es difícil leer a ese pequeño, ya que de a poco se van a ir conociendo, en el caso del padre es lo mismo, por ello ambos deben participar aprendiendo juntos, apoyándose, comunicando lo que uno necesita claramente. Recordemos que nadie es adivin@, por ello, si no dices claramente lo que te molesta o lo que necesitas, difícilmente el otro podrá saber si es capaz de entregarlo.

ree

Ser mamá es una misión compleja, de aprendizaje constante, donde el foco de atención pasa de ti a él o ella, lo que a veces nos puede frustrar en los primeros meses, debido a que no es fácil asumir ese cambio de papel y es un rol que nos acompañará durante toda la vida.


Seamos empáticas entre nosotras, ya sea tengamos o no hij@s, cada decisión es válida y digna de respeto. Si tienes amigas, hermanas, o mujeres cercanas con hij@s y las vez agobiadas o te hablan constantemente de ellos, escúchalas, acompáñalas, no te olvides de ellas, siempre es importante tener ese apoyo en especial en esos días negros en donde sentimos que todo va mal. A su vez, si tus amigas decidieron no tener hij@s, o toman una opción distinta a la tuya, no las critiques, no le impongas tu forma de ver la vida, respétalas, compartan experiencias, sin juzgar, no olvidando nunca la sororidad inherente a cada una de nosotras, recuerda siempre que No Estamos Solas!

 
 
 

Suscríbete!

  • Facebook icono social
  • Icono social Instagram

© 2018 por No Estamos Solas

bottom of page